14 de mayo de 2007

Ser o no ser "alguien"





«A nuestro alrededor, siempre hay un poderoso "alguien" abusando de un "nadie"». —Robert Fuller.


Hay un mal muy extendido en el mundo: afecta a los niños en la escuela, a los empleados de una empresa, a los hijos, ... Nos quita las ganas de aprender o de trabajar. A veces, incluso de vivir. Es el abuso de poder.

Hasta ahora, se ha hablado de racismo, homofobia, "bullying", sexismo, ... Robert Fuller —autor del libro All Rise: Somebodies, Nobodies, and the Politics of Dignity— tiene una etiqueta nueva: "rankismo", «la discriminación o explotación basada en el rango».

Se da a todos los niveles, individual, comunitario, nacional o internacional, y nos ha llevado a guerras y crisis económicas. «La mayoría de nosotros hemos sido víctimas y perpretadores de discriminación basada en el rango», dice Fuller.

Este libro trata de cómo tratar y ser tratado con dignidad. Fuller no habla de que todos tengamos las mismas habilidades o debamos tener la misma posición de poder, al contrario, piensa que la autoridad es necesaria, pero sugiere que los diseños arbitrarios de rango se están utilizando para otorgar cobertura a las personas para tratar a los demás sin respeto o de forma abusiva.

«La mayoría de nosotros hemos sido víctimas y perpretadores de discriminación basada en el rango», dice Fuller. «Alguien puede sostener un alto rango en un sitio (por ejemplo, en casa) y simultáneamente estar en el otro extremo en otro (en el trabajo). De la misma forma, podemos sentirnos poderosos en un momento y no en otro, como cuando perdemos el trabajo, o nos deja nuestra pareja, o tenemos mala salud».

J. E. Schwarz, autor of DoubleThink, dice que «si la esperanza que Robert Fuller tiene en la raza humana se hiciera realidad, el mundo sería un lugar mejor».

En su libro, Fuller ofrece soluciones sobre cómo hacer frente a nuestras indignaciones diarias y como solucionarlas. En una entrevista, —que puede leerse en su web, Breaking Ranks— Fuller da este consejo: «Es extremadamente peligroso ser un "engreído nadie", de la misma forma que antes era peligroso ser un engreído negro o una engreída mujer. A los individuos que protestan se les apartaba. Solían perder sus vidas. Ahora pierden sus trabajos. Lo mejor que se puede hacer es proceder con precaución. Buscar aliados alrededor. Siempre respetar la dignidad de tu opresor. No puedes llegar a ninguna parte si insultas su dignidad para tratar de recuperar la tuya. Empieza por ti mismo. Nosotros somos nuestros mejores vigilantes. Todos somos víctimas del "rankismo"».

http://www.kindsein.com/es/19/6/443/

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